domingo, 11 de septiembre de 2011

Un gato en un piso vacío, de Wislawa Szymborska



Morir, eso no se le hace a un gato.



Porque qué puede hacer un gato



en un piso vacío.



Trepar por las paredes.



Restregarse entre los muebles.



Parece que nada ha cambiado



y, sin embargo, ha cambiado.



Que nada se ha movido,



pero está descolocado.



Y por la noche la lámpara ya no se enciende.






Se oyen pasos en la escalera,



pero no son ésos.



La mano que pone el pescado en el plato,



tampoco es aquella que lo ponía.






Hay algo aquí que no empieza



a la hora de siempre.



Hay algo que no ocurre



como debería.



Aquí había alguien que estaba y estaba,



que de repente se fue



e insistentemente no está.






Se ha buscado en todos los armarios.



Se ha recorrido la estantería.



Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.



Incluso se ha roto la prohibición



y se han desparramado los papeles.



Qué más se puede hacer.



Dormir y esperar.






Ya verá cuando regrese,



ya verá cuando aparezca.



Se va a enterar



de que eso no se le puede hacer a un gato.



Se irá hacia él



como si no quisiera,



despacito,



con las patas muy ofendidas.



Y nada de saltos ni maullidos al principio.






(Traducción de Abel A. Murcia Soriano y David A. Carrión Sánchez

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